Régimen comunista cubano usa BCI para controlar a pueblo cubano
Mi nombre es Juan Manuel Castellanos Hernández, y soy ciudadano cubano y español. Nací en Cienfuegos y viví en Cuba hasta los 33 años. Actualmente, tengo 36 años y resido en Barcelona, España.
Quiero denunciar públicamente el uso de una tecnología militar por parte del régimen tiránico comunista en Cuba, que está siendo empleada contra el pueblo cubano. Se trata de la BCI (Interfaz Cerebro-Computadora), una tecnología que permite el control directo del cerebro de una persona. Con esta tecnología, es posible manipular todos los aspectos de la función cerebral, desde la introducción de pensamientos hasta el control de los movimientos físicos, y todo ello de manera inalámbrica.
Las interfaces cerebro-computadora (BCI) son sistemas que establecen una comunicación directa entre el cerebro y una computadora. Si bien existen tecnologías civiles similares, como Neuralink, desconozco los detalles técnicos específicos de la versión militar utilizada por los comunistas en Cuba. Es importante señalar que la tecnología militar suele tener un considerable avance respecto a la tecnología civil, con períodos de desarrollo que pueden abarcar años e incluso décadas.
Mi afirmación se sustenta en mi experiencia personal: fui conectado a esta tecnología en Cuba en 2021 y continúo siéndolo hasta la actualidad. He sido sometido a torturas mediante esta tecnología, que incluyen el bombardeo constante de mi cerebro con mensajes y pensamientos. Se me ha privado del sueño y se han atacado todos mis sentidos, además de controlar mi cuerpo y causarme intensos dolores físicos.
Cuba está en la lista de países “patrocinadores de terrorismo” de los Estados Unidos de América. El régimen cubano ha cometido violaciones sistemáticas de derechos humanos, incluyendo detenciones arbitrarias, procesos penales abusivos y tortura. Han asesinado a opositores y hundido embarcaciones. El propósito de esta tecnología es claro: controlar a la población cubana, sofocar cualquier intento de levantamiento popular en busca de libertad y, de manera impune, torturar a aquellos que se oponen al régimen.
He acudido al hospital en un intento de utilizar la BCI como prueba para demostrar al mundo lo que está ocurriendo en mi cerebro y obtener evidencia de las torturas a las que he sido sometido. Es una coartada perfecta, pero aún así hago la denuncia con la esperanza de que alguna agencia de inteligencia respalde mi testimonio, ya que sé que están al tanto de la existencia de esta tecnología y de los abusos que se están cometiendo con ella.